Reflexiones



Lo que pienso, lo que quiero y lo que debo hacer en mi labor docente.

 

“El enseñar es aprender”

 

Para la mayoría de los maestros y maestras que iniciamos nuestra actividad docente, nos ha pasado que cuando estamos en la preparación de nuestra carrera queremos empezar desde el primer día e interactuar con los niños.

  Nos imaginamos impartiendo clases como todos unos profesionales, y así pasan los meses hasta que nos dicen visitaran las escuelas para realizar sus observaciones, y ni podemos dormir de lo emocionados que estamos, llegamos al salón de clase nos presentan con el maestro de grupo,  nos dicen solo observaran, tomaran nota y realizaran sus reflexiones de lo aprendido.

 Pero “oh” sorpresa por alguna razón, carma, complot, etc. El maestro (a) de grupo dice tengo que salir un momento, le encargo el grupo maestro y ese momento se convierte en todo el día y ahí en ese mismísimo instante es cuando no convertimos en los maestros que actualmente somos.

Cuando concluimos nuestra formación y empezamos a trabajar todo aquello que nos habían enseñado en la escuela lo llevamos a la práctica, pero nos damos cuenta que es poco comparado con las necesidades de esos pequeños niños ahora a nuestro cargo; y más que tendremos que absorber los veinte o treinta problemas con los que llegan a diario de su casa, pues aunque mandemos llamar al tutor para tratar un asunto relacionado a la necesidad del niño, nos platica sus penas y terminamos diciéndole no se preocupe nosotros nos hacemos cargos de Juanito.

 Con el paso del tiempo y la práctica diaria se despierta en nuestro interior el espíritu de profesar, se nos llena el alma la alegría al observar como clases con clase nuestros alumnos se van convirtiendo en nuestro propio espejo de aprendizaje, el cómo son juez y parte de nuestra ardua labor.

Como docentes debemos hacer conciencia de lo que enseñamos y si está bien y por qué no, hay que reconocer que en ocasiones no encontramos una manera precisa para cierto tema y no se da el resultado esperado.

En mi experiencia como maestro principalmente rural y en pequeños pueblos he aprendido que a los niños no debemos de fallarles en la enseñanza aprendizaje y es nuestro deber y compromiso estarnos actualizando constantemente, a favor de los cambios sociales y culturales de estas nuevas generaciones y por consiguiente de la era digital que vivimos en la actualidad.

Pero con estas ideas de actualizarnos hacia una nueva era llena de tecnología me pregunto ¿estoy verdaderamente capacitado?, ¿Qué debo hacer para que mis alumnos encuentren en mí, un verdadero apoyo de aprendizaje real propio de su entorno y con el perfil que la sociedad demanda?

 Estas interrogantes son las que me hacen creer que para enseñar debemos aprender, como lo hacen ellos, sin temor a equivocarnos puesto que estamos en nuevas experiencias con más ánimos que en aquellos momentos de nuestra formación, pues ahora tenemos ese compromiso moral, social y humanitario de dar lo mejor de cada uno de nosotros.

Hoy en día los maestros estamos etiquetados por igual, mochos factores sociales nos marginan, sin darse cuenta que en nuestra manos está la semilla que tarde o temprano florecerá en esa sociedad y que para que de buen fruto debemos invertir tiempo, recursos y esfuerzos en conjunto padres, maestros y alumnos y que estos últimos sean la muestra viva de nuestro trabajo.

Que nuestros alumnos sean competitivos, críticos, analíticos, reflexivos.

Que sepa ser, saber ser y pueda hacer.

Que no tema a una evaluación, que se autoevalúe y que logre co-evaluar sus actividades con quien lo rodea a modo de corregir y mejorar.

 Con capacidades suficientes para enfrentar todos los retos que se les presenten, así mismo que sean transmisores de buenos valores éticos, cívicos y sociales para una buena convivencia e integración humana.

En esta gratificante labor debemos de ser inclusivos de forma permanente, y no exclusivos con mentalidad incompetente.

También se debe reflexionar en como  la educación en nuestros tiempos ha sido de cierta manera experimental por que al tratar de implementar las nuevas reformas educativas se han estado cambiando los modelos de enseñanza y con ello los libros de texto en cortos periodos, de un ciclo a otro causando en los alumnos dificultades en su aprendizaje y si bien el objetivo es mejorar la educación debemos de mantener la secuencia de una misma generación.

Para concluir con este pequeño alto en mi vida profesional, quiero mantener una incógnita general; ¿estamos cumpliendo con las expectativas reales de una verdadera enseñanza o nada mas cumplimos una actividad necesaria para el engranaje de la maquinaria imparable de la sociedad? ¿Nuestros jóvenes estudiantes en verdad cumplen con el perfil de egreso para sus aspiraciones en la vida, o solo estudian lo que en base a sus conocimientos están aptos?

Solo he llegado a esta conclusión un buen maestro siempre estará lleno de dudas y necesidades, motores imperantes para que siempre se siga preparando y relacionado de homólogos con las mismas inquietudes.







Juan Pérez Aguilera.


 

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